Ilusión o realidad.

Es un hecho anegdótico. Mediar entre la realidad y ese sueño loco de ladrar a la luna, al amanecer la almohada estaba lavada en esa baba cotuda de chanda callejera, fue lo primero, a esto no quise darle mucha importancia, pero fue extraño el día que desperte y me encontre rascandome las pulgas, en el almuerzo sentía como estas corrían por la espalda, pero guarde siempre silencio, corri hasta el baño desgastando las paredes, despavorido enfrente como todo un hombre aquella adversidad, busque a Lugo el drogo quien siempre me conto de sus viajes esotéricos envuelto en nubes de ácido mezcladas con valium, cargue en la mochila 3 sellos de las pepas añorando mi cama y otro feliz canino sueño, cerre la puerta, un manto oscuro envolvio la casa, por fin el cuarto, las pepas y yo, la cama y ese mismo sueño. Ladraba de nuevo a la misma luna llena, pero esta vez ella me perseguía, sin encontrar resguardo en las sombras, ni en las cuevas, corriendo hasta el cansancio y es de saber que los canes son atléticos, hasta que ella me vencio, se hizo pequeña, se deformo su silueta, que luna sabrosa, se transformo en hueso, la devore lentamente diferenciando ese sabor a noche, ese aroma celeste, las tripas empezaron a revolcarse, la luna se torno traicionera, desde mis entrañas tomaba su tamaño natural mientras mis organos estallaron desatando una lluvia ácida con gotas coaguladas, maltrecho y roto vi como la luna subía de nuevo al cielo y por primera vez tome en el sueño esa forma humana pero igual el cuerpo estaba desecho, irónicamente desperte y esta vez fue un hecho, me encontraba en el hogar de los abandonados perros callejeros rascandome las pulgas ladrando sin saberlo.